Desde tiempos prehispánicos, los mexicanos han vivido la dualidad como esencia de la existencia.
Ometéotl, dios que es a la vez masculino y femenino; Mayahuel, la diosa que muere para dar vida al maguey; y Mictlantecuhtli, el señor del inframundo y la muerte, con su calavera que sonríe burlona con la lengua de fuera, muestran cómo lo opuesto convive en armonía.
En cada mito, en cada símbolo, se revela la mirada mexicana: un mundo donde la vida y la muerte, la risa y la tragedia, el caos y la armonía, se entrelazan sin contradicción.
Mictlantecuhtli, Dios ancestral del Inframundo en la cultura Mexica.
Perra Suerte nace del alma de México —una tierra de dualidades.
Donde una misma frase puede significar gloria o desastre.
Como “Ya chingó” —o salió increíble… o salió fatal.
“Perra Suerte” no es diferente.
Puede ser mala suerte. O la buena suerte que todos envidian.
Esa tensión vive en todo lo que hacemos —en nuestro proceso, nuestro destilado, nuestras raíces.
Porque la cultura mexicana se nutre del contraste: alegría y dolor, caos y armonía, vida y muerte.
Lo abrazamos todo.
Una vida dura. Y algo de perra buena suerte.
Como la vida misma, este destilado de agave se compone de complejidad y contrastes profundos, desde su suave aroma herbal hasta su sabor con carácter y persistente. Perra Suerte es un destilado que no deja indiferente, como la cultura mexicana misma.